Circunsolar
Livianamente, con la orilla de la tela, las ideologías se diluyen en la sal del agua.
Con el primer sol de invierno, las ideas digeridas con rapidez se derriten con la opinión y la tibieza de los actos aniquila argumentos. Entre objetos y sujetos, suavemente, el contexto pugna por ser mayor que el texto. La vestimenta, manteniendo la pose, lucha por comunicar que se lidia y no se combate. El sol no parece un agujero. Objetos y sujetos bregan por orden y discriminación.
Alguien juega a pertenecer. Creyéndose disputado, corre, cae.
Su boca se llena de diminutos cristales y se empapa.
Alguien cierra los ojos con arena para evitar compararse.
Se imagina protagonista de un Reality sin cámaras.
Alguien accede a perdonar sin saber si puede olvidar.
Bebe arena en tazas internacionales technicolor.
Alguien intenta hacer encajar su imago cuadrada en los hechos redondos.
Las rayas de la pelota mojada flotan invitándole a mojarse, a hundirse.
Entonces, en el sueño;
el mar es mar;
la arena, arena;
el sol no es un agujero;
las ideas no son meras abstracciones;
y lo esencial no es invisible a los ojos.
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