Bitácora.
Puerto Viejo
Las caras de felicidad me produjeron un revoloteo interior.
Ya en el aire se sienten los jazmines, que con el primer nortazo dan comienzo a la primavera, más allá de las fechas.
Oteo el aire, y el ánimo se transforma al calor; las llamas azules artificiales se desvanecen a mis pies y el calor de gas deja de ser algo necesario. Hora de abrir las ventanas y dejar al invierno salirse pesadamente, llevándose aunque sea una parte del hielo que anida en mis circunvoluciones. Si hasta da la sensación que el frió interior es de otro sabor.
Mi tripulante sonríe tímidamente a las expresiones gesticulosas de los que me reciben. Lo admiro preguntándome hasta que punto esta amenidad, nos traerá una fracturada envidia.
No puedo pedirle a ellos ¿puedo hacer algo yo?
Intenta por todos los medios responsabilizarse de las provisiones, imagino que para estar a solas.
Comprendo que es lo que desea, y me asalta por sorpresa la idea de un “nosotros”. Hace tanto de eso que me parece una idea extraña, extranjera.
Todos quieres saber de plazos de tiempo, días, semanas, meses. No digo nada. Mientras le pego el último sorbo a mi vino soleado, los miro con cariño. Seguramente me iré cuando lo desee y es hasta probable que mi tripulante se quede aquí. En definitiva la idea era traerlo a otro puerto.
Sigo siendo en solitario, solo porque hay partes de mi pensamiento que no estoy facultada para compartir. No son cuestiones de deseo, sino de carencia.
Son los recuerdos gratos, y la memoria de unos ojos verdosos los que me trajeron en parte aquí y no me llevaron a otro lugar. Sé que no quiero encontrarme con el pasado, pero este encuentro con otro me traen ganas de conversaciones, intercambio de ideas y hacerme de nueva literatura para la próxima zarpada, como siempre llego pensando en cuando me voy.
Ahora que empieza el mejor clima para navegar, me tomo el tiempo de otro puerto con algo viejo, algo nuevo, algo usado, algo prestado, algo regalado…
2 comentarios:
"Hora de abrir las ventanas y dejar al invierno salirse pesadamente, llevándose aunque sea una parte del hielo que anida en mis circunvoluciones".
Mar,
Brindo por la primavera que entra en sus circunvoluciones internas y dejan el invierno atrás.
"Libbiamo, libbiamo ne' lieti calici che la belleza infiora..."
(Brindis de La Traviata)
Libbiamo,libbiamo
Chin Chin
Kuss Kuss
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