Mar De Fondo: Rondando Rodeando

sábado

Rondando Rodeando



Camino. Voy hacia el bar al que me prometí ir.
En la puerta, él fué para un lado y yo al otro, sintiendo parecido. Eso dice demasiado sobre “nosotros”. Las partes no confían en el funcionamiento del todo. La punta del hilo analizada desde decenas de puntos de vista, sigue siendo una hebra.
Camino.
Considerar que rodeo la cosa, que la cosa es rodeada por mí, que la cosa se ve rodeada por mí, que me veo rodear la cosa…
Voy como si no fuera hacia allá, como si intentara sorprenderme como la primera vez.
Las mesas casi en la calle, en una calle que es vereda. La plaza detrás del bar, una plaza que es un pasadizo. Todo vacío de risas. A acepción de un hombre, su perro, y su diario, cerca del mural; solo hay charcos que quedaron de la tormenta de anoche.
Rodeo. En vez de sentarme en el bar, estoy en la plaza sacándole fotos, para abarcarlo mejor. Y en la mesa de cemento frío, saco mi libreta. La periodista no funciona hoy.

Sollozo, no estoy sentada donde quiero, sobre lo que quiero, lo veo de lejos, lo tengo a la vista. Al alcance.
No me atrevo a tocar mucho.
Mucho más tarde entiendo que me acostumbre a sentir el mínimo rechazo, no me animo a cercarme lo suficiente.
Ya siento el frió en las nalgas, y se fue el poco sol
A veces que el otro se preocupe tanto es una incomodidad, a veces es lo mejor que nos puede pasar, lo difícil es saber cuando hacer que.
La punta de los dedos está helada.
¿Me conformo? No termino de hacerlo. Si así fuese, no me preguntaría como está, no tendía necesidad de saber que le pasa.
Saco mi teléfono y lo miro, nada.
Pienso en salir por los recuerdos felices, más anestesia para la verdad
Tiendo a querer sentir…me exijo.

Tengo hambre. No solo comer. Quiero alimentarme.
La cámara, el hombre, el diario, el perro. Soy alguien más. Me padezco.
Sentir lo que producen las cosas, o mirar lo que me producen las cosas.
Volver para mirar los restos. Si, todavía no. Ya voy.
Dejar de rodear
Guardo la cámara, la libreta, los puchos.
Me levanto y vuelvo a casa caminando.
Tarareo sin pensar.
“nunca es triste la verdad…
Y no es prudente ir camuflado…”

2 comentarios:

Mimariate dijo...

BELLO.

Raquel Barbieri dijo...

¡Buenísimo, Mar!
Siempre un placer leerte.

Raquelita :)