No se en que lugar voy a poner esto. Cuando termine me fijo. Tengo tantos compartimentos… pero los lugares dónde no especifiqué qué poner no son tantos. Mis blogs son como mis cuadernos, los tengo separados y clasificados, pero de vez en cuando los tengo delante, estoy pensando escribir algo y no tengo idea de a que cuaderno corresponde lo que tengo en la mente. Debe ser una especie de costumbre clasificatoria, un símil a los compartimentos estancos que tienen los navíos, para que si uno se llena de agua no pase a los otros y termine por hundir el barco (ahora que empleo una metáfora marina, considero que esto pertenece a Mar de fondo).
Estoy triste, mucho muy triste. Es una tristeza que está detrás de mis órbitas, no me impide seguir adelante, pero las sonrisas no me salen bien. Miro alrededor con ternura, tengo ganas de acariciar (el gato sufre las consecuencias), de ser abrazada, de abrazar hasta que el aire falte. No tengo pensamientos funestos, sólo tengo tristeza. Me dan ganas de leer teoría, sobre todo lingüística, porque es abstracta. Si me pusiera a leer un poema como “El amenazado” de Borges, me deprimiría hasta el llanto. Ni haikus, ni a Dylan Tomas. Algo matemático está bien. Si es ajedrez un libro sobre aperturas, si es música sería teoría musical, pero no tocaría melodías. Me gustaría pensar que son las hormonas, pero no. Esto es diferente, esto es la muerte de algo. Así creo que se siente la muerte de las ideas. La idea que tenía sobre algo está dándose por vencida, y es éste el proceso. Triste, solamente puedo decir que mi cara se siente seria desde adentro, no sé como se ve desde afuera. Dibujar, dibujar está bien, a lápiz, algo que tenga mucho detalle, mucho claroscuro, algo que se lleve a la mano sobre el papel, sin prisa y sin pausa y siga y siga hasta que caigan las ganas de seguir o moleste la mano. Es como una especie de inercia de las cosas. Veo tele y nada me causa nada, no quiero ver nada en particular, la radio no me dice nada en particular, prefiero el silencio de los ruidos reinantes alrededor, el trafico lejano, algo del mecerse de los árboles afuera, las cortinas que rozan contra superficies que no intento definir. No tenía ganas de contar algo triste, pero si tengo ganas de escribir la tristeza para ver si se me sale un poco para afuera. Yo sé que tengo en mente, sé a quién tengo en mente, sé que él no sabe que lo tengo en la mente, se que no me tiene en su mente. Será. Es la historia de siempre ¿Lo es? Es siempre lo mismo, la misma recalada habitual ¿Lo es? Es desamor ¿Lo es? Era tan sencillo ¿Lo es? Es crónico ¿Lo es? Será. Sólo puedo decir que me siento triste, porque no puedo decir que lo estoy. Es casi como si sintiera la tristeza de alguien más y la tuviera bajo la piel y no me quedaran fuerzas para hacer el esfuerzo de esforzarme por redondear un texto, lo que queda es el resto de mí, ese lugar donde no puedo ocultarme demasiado de mí misma, ni me quedan ganas de esconderme. Es extraño, pero pienso que se supone que es ahora cuando debiera esconderme de todo, intentar protegerme de… ¿De qué? Estoy empezando a pensar que cuando se está sencillamente vulnerable no se tienen métodos de protección, sino más bien lo contrario, cuando se está vulnerable, se está desnudo en medio de todo y a merced de todo, se puede decir eso que no se pensaba decir, se puede… Quizás no sea triste la palabra. Entonces ¿Cuál es la palabra? ¿Cuál es el nombre? ¿Cuál era la denominación para esto?
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2 comentarios:
Marce...qué tristeza tan profunda! Quizás el término más apropiado sea el de angustia, ya que en esa incertidumbre y sin reconocer a ciencia cierta el porqué, es la definición que más le va.
Pero por suerte pasa aunque es duro vivirlo, te lo digo con propiedad. Viví y más o menos a tu edad, una situación que reconocí enseguida cuando te leía.El motivo no importa, pueden ser tantos!!...asignaturas pendientes, cambio de etapas, las benditas hormonas (que muchas veces hacen estragos)desamor, como decís...en fin, una lista interminable de elementos que atentan contra nuestra sanidad sicológica,más aún tratándose de gente muy profunda como es tu caso. Pero , te juro, te juro, ¡TE JURO! que pasa, y después de ese "vacío existencial" que duele tanto, se aflora con toda la fuerza!
Una vez un amigo muy querido, en una charla que le contaba lo mal que me sentía, me dijo: "no te olvides que lo que te está pasando, siempre es lo mejor". Y era cierto, pensalo, a lo mejor, es el momento justo de un cambio importante en algo en tu vida, algo a lo que sólo vos tenés acceso, porque la llave es tuya y sin copias.
Respirá profundo que siempre sirve y mimate mucho, acariciá bastante a Quimey y si rezonga...te digo una frase que acompaña un dibujo de María: "miaw is a chic sound"
Sin ánimo de invasiones o de parecer una maestra ciruela, sólo con cariño,te mando mil besos y mis mejores deseos.
Patricia
Patricia:
Te agradezco mucho tus palabras.
No creo que sea angustia, la conozco bastante bien. Es sólo la incapacidad de sonreír de momento.
Es la muerte de la idea sobre algo, es como decir que se cae en la cuenta de que algo nunca existió, y eso causa una tristeza inevitable, que sabés que se te va a pasar, pero hace peso en la cabeza, es más siento que la cabeza me pesa un montón y parece que la defensa de mis psique es colgarse y ponerse en blanco!! je
Me encantó lo del gato, !je! genial!
Besos
Mar
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