El mundo como un pañuelo de seda.
Una grafía en tinta china sobre la piel perdura más.
Tenue al contacto, el reflejo puede quebrarse por un soplo.
Un instante incierto vive esta la luz que precede a la luna, resol del fuego primordial que nombra distancias siderales en años luz.
Mortecina, pálidos tornará los objetos, indicando el sendero que eleva la vista hasta mirarla sin lastimarse los ojos. Es su idea en las aguas lo que el cuerpo intenta atrapar, y con el cuerpo el espejo se quiebra en ondulaciones de pensamiento erráticos.
La barca, cual nenúfar, permite el reposo, capullo donde abandonar el cuerpo anterior. De ella nace la mirada, que inconsciente se eleva volando, trazando la ruta que abandona palabras, ideas, sonidos…y solo escucha.
Reflotado del 10 de noviembre de 2006
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