Corto Metraje: Acaso solo la imaginación habita los espacios reservados al deseo intenso
Un caprichoso cazador obtiene una presa que ya no desea con ansias, y la helada cae quemando los pastizales alrededor del cuerpo mordisqueado y con vida.
El tiempo no para.
Agua que se escurre entre extremidades, oídos que no quieren ver, ojos que pierden la magia por no poder oler.
Van cayendo suavemente las células muertas en carrera hacia el invierno.
Sigue lastimándome la oculta voz, que alguna vez susurro descarada, palabras que nunca fueron mías.
Me muestran dos caminos que van hasta donde ya no puedo ver. E igual me dicen que uno de ellos no puede ser transitado por mí.
Me dice: De nada serviría que intentes ser alguien más. Solo se puede recuperar lo perdido, y vos no perdiste nada.
Cruel.
Y el tiempo no para.
Hasta acá llegue sintiéndome un ratón. El apoyo logístico a un elefante que teme.
De nada sirve que reclame justicia, entendimiento, igualdad. El camino se abre ante mis pies escarchados. Resignación, es algo que a uno le es impuesto cuando no te dan opciones, no es una elección.
El peso específico de las cosas.
Adicción a la fase de atracción
¿Desechar sin importar el aporte?
Las ideas se desmayan sobre los sentimientos.
Me desvanezco sobre una estantería abarrotada de cosas útiles y adornos.
Lo real de la ilusión es el dominio de los sueños lucidos. Una filosofía sobre la ilusión en lo real, me susurra que tengo lo que supe aprender a ver y que obtengo lo que deseo.
¿Qué deseo?
Todo se arremolina en picada sobre el cuerpo en la hierba escarchada.
¿Es necesario que finja desidia o gima exageradamente?
Me dice otra vez lo mismo, y agrega: Uno entiende no solo lo que quiere ver, sino lo que esta preparado para escuchar.
Las imágenes se desenrollan de adelante para atrás. Corre película.
99 puntos caen al vacío. Telón negro. Créditos.
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