Pequeños Placeres
Con su poca estatura, su pelo rubio y sus ojos azules enmarcados en pinturas violaceas, aquella pequeña muñeca llegó sonriente, con la cara pintadita del cumpleaños.
- ! Que bonita mariposa!- le dije
Se sonrojó orgullosa.
- Cuando llegues a casa te vas a tener que lavar la cara, ¿Querés pasear tu mariposa un rato?
- ¡Dale! Dijo ella, saltando de alegría
Salimos a la calle a caminar por Av. Cabildo, y me di el gusto, de darle gustos, por no ser su Mamá.
Regresó agotada, e igual no paraba de relatar todas nuestras aventuras a su abuelo, y después a su Mamá.
Parecían tonterías a la vista de todos, pero para mi, la aventura fue permitirme divertirme con ella esa hora.
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1 comentario:
Qué lindo! malcriaste a la mariposita por unas horas;en las aventuras que los niños cuentan,está la magia,la pureza,las cosas simples y hermosas que atesoran en "su" mundo;las mismas que hemos perdido o añoramos intensamente.
Abrazos!!
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