Despertares
Se despertó por el frió sobre la piel. Entreabrió los ojos, y le pareció que la puerta de la habitación no estaba en el lugar correcto. ¿Dónde estoy?
Solo por un segundo, le pareció estar acostada en aquella habitación despojada, y de luz mortecina; entre las sabanas blancas de la enorme cama; con aquel cuerpo como amortajado, pálido, y de caricias tibias.
Observó mejor, y encontró la puerta junto a la cabecera de la cama, estaba de nuevo en su cuarto.
Se tapó de la brisa helada de la madrugada, con la sabana de colores gastados.
Al ponerse de costado, vio dibujado contra la luz de la ventana; el cuerpo de él, boca arriba. Su pecho subía y bajaba pausado; la piel bajo los bellos se contraía de frió. Lo tapó con la sabana y se tendió boca arriba también. Con un leve movimiento toco sus caderas con las de él, y él instintivamente se puso de costado, pasando el brazo sobre ella y apoyando la mejilla sobre su pecho izquierdo.
Deseo despertarlo, solo para ver un instante aquel verde plano y profundo, en la melancolía de su mirada. Era mejor que por lo menos uno de los dos durmiera placidamente.
Ella como siempre, paso la palma desde su frente hasta la nuca, acariciando el fino y claro cabello; miró su cabeza y recordó que sabia muy bien, el por que de cada una de aquellas suaves canas
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