Huida
Me decidí solo por decidirme, sin medir a dónde iba. No voy a ningún lugar en el que aparentes estar. La letra no termina de llegar y recurro a viejas inspiraciones que no funcionan. Él sigue escribiendo cosas que me gustaría pensar. Mi viejo río no sirve. Me oculto y huyo de forma automática sin saber que parte de mí pretende hacer como si nada pasara y a que parte realmente no le interesa lo que pase. No me decido ni a avanzar ni a retroceder y siento de nuevo que espero demasiado, tanto como para lograr decepcionarme una vez más y poder afirmar que las emociones son un problema para la paz mental. Deseos contradictorios, acciones que no me decido a llevar a cabo porque no logro ver si van a gustarme las consecuencias. Temo, temo, temo… y casi tiemblo por saber y no querer hacer nada para saber. El amor no era tan fuerte después de todo. Sigo esperando de alguien más actitudes que serian perfectas en otra persona y convierto en una historia trunca algo que no empieza y acabo antes de tiempo aquello que parece no querer empezar.
Quizás solo sea orgullo y la medida de la fuerza de mis brazos que quieren demostrar quien estará siempre a cargo de una guerra ilusoria y lucha batallas apócrifas.
Esto por lo menos me recuerda que siempre supe donde esconderme aunque pasen los tiempos, porque no me lo hacen difícil para nada, sigo estando un paso adelante y un paso detrás.
Mi próximo encantamiento es mi próximo encanto y a pesar de querer creer se que las cenizas siempre van a pertenecer al paraíso. El arte es carencia. La pregunta vuelve: ¿Si te dieran a elegir entre saber todo lo que quieres y ser feliz, qué elegirías? Mentir la respuesta al espejo es la mejor forma de pretender que se es lo que no se es.
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