Aventura: Cero
Me doy cuenta que hasta mis padres son más aventureros que yo. Ellos son capaces de agarrar el auto, mandarse a algún lugar cercano y buscar dónde quedarse. Yo no tengo marido ni auto, y viajar depende de muchas cosas que no son el dinero. Mis últimos dos viajes fueron un infierno, buscando alojamiento, volviéndome loca con las reservas… planificando demasiado para que no haya sobresaltos y sorpresas desagradables. La verdad es que nunca tuve que yirar en una ciudad desconocida buscando donde dormir, ni preocuparme por si iba a tener guita para comer al día siguiente, por lo menos no de turista. Debe ser que para mi viajar es un placer y pasarla mal no es una opción ya que se supone que uno va a descansar y no a hacerse problemas… aunque problemas pueden ser otros y problemas son de a cuerdo a como uno se toma las situaciones. En esta época en que el “turismo aventura” es que te manden al medio de la nada a escalar andá a saber que cosa, una aventura es realmente lo incierto, lo inesperado, lo desorganizado.
Quiero tomarme las cosas como vienen pero se que un mínimo de organización me es indispensable para sentirme tranquila, en control de la situación. En este segundo viaje con un amigo está bueno tener un plan B: cachar el vehículo, decidir el punto cardinal y a la mierda…
Quién sabe, por ahí es como cuando uno navega: toda experiencia; mala o buena; es anécdota de puerto y descansar solo se trate de hacer algo diferente a lo cotidiano.
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