Conjugaciones y conjunciones
La luna no estaba llena. La noche era amable y la terraza del bar estaba casi vacía. Salmón, champagne y buena charla después de un recital de poesía parecían un buen corolario para una noche de semana. Ver a un ex no siempre produce lo que uno pudo haber creído. Lo vi de lejos y me quedé más asombrada por la casualidad repentina que por lo que me produjo verlo de cerca otra vez. Estaba en esos puntos estratégicos donde uno ve sin ser visto y entonce me vi deseando que no hubiese sido así, me hubiese gustado ver su reacción a pesar de que me la imagino. Cuando uno imaginó varias veces como sería reencontrarse con alguien ya no querés imaginar nada más. Al día siguiente recordé lo que sentía por él, recordé como me sentía teniéndolo cerca y recordé que hice todo lo posible para olvidarme de eso. Y desperté. Me decaí y caí en la cuenta de que ese sentimiento es mí parámetro. No lo que siento ahora, sino lo que pude sentir. Ese tendría que ser el indicador de lo que significa estar enamorada de alguien. Me di cuenta de que por más perfecto que parezca alguien, por más cualidades que tenga, por más coincidencias, por más apropiado que parezca si mínimamente no me produce eso que sentí alguna vez, es solo pensar y no sentir. Si uno no se acelera, se desboca, se estremece, se alegra, se entusiasma, se enternece, se emociona, si no sentís ansiedad, necesidad, contento, inquietud, cuando esa persona está cerca, cuando escuchás su voz, cuando tenés noticias, puede bien ser que te guste mucho, o mucho muy muy, pero no se está ni cerca de estar enamorado.
Se puede encontrar a la persona que encaje con todo lo que uno busca pero sin esa sensación, sin ese grado de pasión no será mucho más que la suma de las partes que no logran ser el todo.
El amor lleva tiempo, no sentí eso al principio sino con el correr de los meses. Nunca sabré si las situaciones fueron el condicionante perfecto, nuestra pequeña relación no era del todo convencional y extrañarlo abarcaba la mayor parte de aquel tiempo. Él me quiso, lo sé. Y a mí que nada me termina de alcanzar no me alcanzó con verlo de vez en cuando a pesar de saber que verlo más no cambiaría las cosas y hasta posiblemente las empeoraría. No éramos el uno para al otro más que en la cama, no tenía nada de lo demás y de los demás tuve mucho pero no ese grado de pasión.
Recordé también que uno es mejor persona cuando está con el ser amado, uno se siente mejor persona y que la mejor expresión de uno sale a flote con naturalidad. Siendo quién era solo logró que lo mejor de mí mar de fondo llegara sus pies en la playa. Y eso que no me amaba, solo le gustaba mucho, mucho.
Ahora que recordé estoy en problemas, ahora que recordé extraño sentir aquello, ahora que recordé ya no puedo engañarme más, no puedo mentir: admito que no me volví a enamorar, solo caí en algunos enamoramientos más mentales y platónicos que reales.
Busqué varios clavos para intentar extirpar algo permanente y nunca funcionó, lo que funcionó fue el tiempo. Si me hubiese sentado a dejar que los años pasen el resultado hubiera sido el mismo: Verlo, recordar y extrañar aquello que sentí y dejarlo ir a él pero no al sentimiento de amor que me generó alguna vez. Ya no quedarán las anécdotas, las iré perdiendo a medida que vaya dejando de relatarlas, me quedará la sensación de haber amado a alguien y ese alguien tendrá su nombre y su cara pero de él, nada.
Finalmente: Recuerdo una frase que me dijo varias veces el amigo, que conmigo, estaba esa noche: Cuando uno ama está feliz de que esa persona exista. Y yo agregó: Cuando uno amó sigue estando feliz porque esa persona esté en el mundo.
Y la luna no salió esa noche.
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