Mar De Fondo: Bálsamo de la mente

miércoles

Bálsamo de la mente

…soñar no cuesta nada …
y no te cuesta nada más que tiempo
“Anoche soñé contigo”, Kevin Johansen
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Soñé… soñé que escribía canciones, que preparaba sorpresas, que limpiaba, acomodaba y arreglaba el lugar con cariño y esmero, que estaba contenta esperando que llegara. En el espejo mi imagen sonriente se depilaba las cejas, se limpiaba el cutis, se arreglaba los bucles oscuros, se miraba de cerca y estaba conforme. En la calle iba a depilar mi cuerpo, después al mercado, a la panadería, al video club, al kiosco. Atendía llamados (a penas dos), respondía mails, me apuraba con alegría, con ansiedad graciosa. Me bañaba, me secaba, elegía la ropa interior, la camisa, el pantalón… me miraba al espejo una vez más y una vez más y una vez más…”ta, no soy perfecta” pensaba “pero se me quiere así, a no preocuparse tanto” y corría por la casa una vez más mirando los detalles, la mesa, la olla, las plantas, el orden… me detenía un momento a respirar en al borde de la ventana, mirando hacia la noche exterior y un silencio de ruidos me dejaba suspirar, “esta es mi mano, estoy haciendo esto y me siento contenta de brindarme como anfitriona, estoy feliz de entender sus caprichos… si es que los tiene”. Apagué la tele compañera y prendí la radio… abrí la primer botella de viognier y vigilé las comida a fuego lento, probé conforme los sabores y sonreí esperando que sea de agrado. Tapé y dejé a todo descansar para que los sabores se intensifiquen… me fui con la copa de cristal a la mesa, me senté a escuchar tanto a la radio como al exterior cálido fuera de mi ventana… las canciones se sucedieron… los minutos “Ah” pensé “nada peor que el tiempo que se pasa en espera pasiva, sin hacer nada”… imaginé momentos, entradas, palabras, la sorpresa por las sorpresas, las miradas… el tiempo pasa cuando se sueña… la claridad me hizo caer en la mesa, la casa, la radio me dio la hora y supe que ya no vendría. Dejé la copa en la mesa como recordatorio de que no era un sueño, en la cocina las ollas tapadas fueron a parar a la heladera tal cual estaban, en el baño me quité el maquillaje, me lavé la cara, se cepillé los dientes. En el dormitorio me desvestí, me puse una remera (esa vieja que me hace sentir cómoda), en la cama me tiré boca arriba y vi las estrellitas una vez más… bajé la persiana y cerré la puerta para creerme que todavía era la noche anterior y dormí… y soñé.
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«¡No dormirás más!… ¡Macbeth ha asesinado el sueño!» ¡El inocente sueño, el sueño, que entreteje la enmarañada seda floja de los cuidados!… ¡El sueño, muerte de la vida de cada día, baño reparador del duro trabajo, bálsamo de las almas heridas, segundo servicio en la mesa de la gran naturaleza, principal alimento del festín de la vida! ..."

Macbeth, W. Shakespeare

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