Canción Animal
“Hipnotismo de un flagelo
dulce, tan dulce”
A veces la música, ciertamente muchas veces la letra.
Un cierto encierro acomete, se desvanece y danza. Salta esporádico entre las comisuras del cielo raso y cae infinitamente en el pecho que adolece de lo que indefectiblemente carece.
Jactancias de escritor, le dicen. Interpretaciones de una seguidilla de palabras que resuenan en los ecos de una mente pasada que instauró un punto notable, un faro, un atrayente luz que recala una y otra vez es ese echo, en esa instancia, en ese instante inolvidable.
Resuenan los ecos en las paredes internas de otra mente que intenta dilucidar si es certera la puntería, u otro errado espejismo, el que lleva a sonreír (un poco de costado) y a acunar una ilusión de esperanza renovada.
Un cierto encierro acomete, se desvanece y danza. Salta esporádico entre las comisuras del cielo raso y cae infinitamente en el pecho que adolece de lo que indefectiblemente carece.
Jactancias de escritor, le dicen. Interpretaciones de una seguidilla de palabras que resuenan en los ecos de una mente pasada que instauró un punto notable, un faro, un atrayente luz que recala una y otra vez es ese echo, en esa instancia, en ese instante inolvidable.
Resuenan los ecos en las paredes internas de otra mente que intenta dilucidar si es certera la puntería, u otro errado espejismo, el que lleva a sonreír (un poco de costado) y a acunar una ilusión de esperanza renovada.
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