Río, de La Plata
Esta “Playa Honda”, como le dicen a lo que está en mitad del espacio entre Buenos Aires y Colonia, este espejo de agua, que es más bien un charco, parece inmenso desde acá.
Y el “Patio de los Naranjos” está tan cerca que puedo olerlo, y a la Pilsen con chivito que me aguan la boca los tengo delante como una zanahoria.
No está tan mal tener donde ir. Vale la pena hacer semejante travesía solitaria solo para bajarse allá y respirar el aire cordial del conductor que se para en seco cuando te ve bajar de la vereda al asfalto.
Para después hacer llamados a Capital, y decir que uno extraña un poco, y explicar cuando vuelve, y esas cosas.
Y después volverse, planificando cuando retornar, y deseando ver su cara de alegría, por verme viva y sin rasguños.
Y si…es bueno irse, solo para poder volver.
Y el “Patio de los Naranjos” está tan cerca que puedo olerlo, y a la Pilsen con chivito que me aguan la boca los tengo delante como una zanahoria.
No está tan mal tener donde ir. Vale la pena hacer semejante travesía solitaria solo para bajarse allá y respirar el aire cordial del conductor que se para en seco cuando te ve bajar de la vereda al asfalto.
Para después hacer llamados a Capital, y decir que uno extraña un poco, y explicar cuando vuelve, y esas cosas.
Y después volverse, planificando cuando retornar, y deseando ver su cara de alegría, por verme viva y sin rasguños.
Y si…es bueno irse, solo para poder volver.
2 comentarios:
Sí,es la excusa perfecta,un escape al lugar que a uno tanto le gusta;para disfrutar de paisajes y seres especiales...y la pilsen,el chivito;regresar y saber que alguien espera,maravilloso!
Abrazos!
Y a veces solo irse...para darse el gustito de retornar, aunque no haya nadie.
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