Marinar
Sucumbo a mi propio preparado. Renazco de los tránsitos inefables de vidas transitadas a pesar mió. Otra vez; una vez más; los extremos se juntan haciéndome sonreír; y a la vez; atisbando lo inevitable de los oráculos mi semblante desfallece.
Amo todo lo que digas, y a la vez confío en tus desapariciones. Incorruptible a través del tiempo.
Tréboles de cuatro hojas en tus cabellos y los míos, besos y abrazos
Una voz recordada llega hasta mi cubierta. Más preguntas. Menos respuestas y me siento alegre de nuevo.
Entrar a un puerto nuevo con esa sensación de “De javù”.
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