Bitácora
29 de abril de 2006
La incomunicación puede hace estragos con la razón.
Decía un experimentado navegador en solitario “Todo lo que no te mata es anécdota, y en la soledad, cuando solo te queda hablarle al barco, el único miedo que tenés, es que el barco te conteste”
Vacía la ultima botella de tinto que quedaba, escribí una carta a quien mas extraño es este estado, mientras sorbo; para calentarme; lo que queda en un vaso de whisky que fue de mi madre; después de cocinar polenta lo mas parecido a como mi abuela lo hacía, pero sin cascados platos de metal enlozado, ni verduras de quinta, y sobre todo sin zanahorias.
La tire por la borda con la carta dentro.
Este frío trae buen viento, tal vez vea costa antes de que terminen las provisiones.
La radio parece funcionar mejor, pero la mayoría del tiempo es estática.
1 comentario:
Creo que ese miedo a que el barco te conteste,puede ser como un fantasma que una noche de viento suave;te hable señalando un nuevo rumbo,y sin brújulas,tiempo o temor;emprendas un viaje maravilloso,infinito...
Besos!
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