Un Cuento de Luna
No tenía yo ya ni la fuerza, ni el tiempo.”
La noche, deslumbrada de a momentos por el correr de las nubes sobre la luna. Nubes oscuras.
Adelante; un lago de deshielo, con algunas manchas de escarcha, manifestando el desleimiento paulatino, inexorable.
Detrás; el bosque conteniendo el paisaje, domando el sonido.
Ella volvió a mirar el reflejo de la luna en el lago; ahora; mas definido.
El ruedo blanco, se mojo con el agua dulce y fría.
Se adelantó y puso los pies en la orilla. Los círculos bailaron acercándose a la luna, que se alteró.
Se quedó quieta hasta que la redondez fue nítida otra vez.
Apresar la Luna en el Lago.
Empezó a avanzar dentro del agua, lentamente.
No hay frío. El agua le llega a la cintura y extiende sus manos adelante, hacia la llena luna.
Recostado, con los ojos cerrados, de su boca se oyó:
-¡No, vas a ahogarte!-
La otra persona sentada en el cuarto, lo miro. Para tratar de escuchar mejor.
-No, no vayas, no está ahí.- dijo con los ojos cerrados.
Ella siguió avanzando hacia la luna, con el agua en el mentón.
Al llegar al borde plateado, se zambulló sobre ella con los brazos abiertos.
Oscuridad y agua helada, fría y dulce.
No había nada abajo. La luz cada vez más tenue…
Vio el reflejo que venia de arriba. Detrás de la película de la superficie. Ahí estaba ella otra vez.
-Sube, sube.- dijo con los ojos cerrados.
La otra persona en el cuarto lo miró, y dio vuelta la página.
Se dejó impulsar hacia arriba, pero no era el agua.
Sacó la cabeza y respiró con profundidad.
Arriba la bella, blanca, clara, incólume, estática, misteriosa, verdadera.
Así se sintió a verla. y dejo su cuerpo fluir.
Flotó de brazos abiertos.
-También la veo- Salio de sus labios con los ojos cerrados.
-Si, claro- Dijo la otra persona en el cuarto, y dio vuelta a la siguiente pagina.
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