Anocheceres
Y ahora, otra vez cerré la puerta tras de mí.
Pienso y me siento (en mí).
Levanto las rodillas para avanzar entre la nieve, y este aire gélido, es como el que quedó detrás de la piel.
Discrepo unos metros delante, y huelo la oscuridad.
Me desluzco de a poco en el paisaje, como esas manos en mi cuello que decían amarme.
Me habitué demasiado a la falta de oxigeno y duele el puro frió aire en los pulmones.
Ruego, por no cruzarme con otra calidez casual; rezo por aclimatarme urgente.
Estas células muertas se desembarazan tan de a poco…
y aún falta el otoño, para deslizarme afuera en la primavera.
El solo saber el paso del tiempo es un lastre.
A hibernación consciente, es indisoluble agonía
.
1 comentario:
pongo
un
espejo
en
el
suelo
de
la
noche
y salto en el hasta destrozarlo
y alto en ella hasta desaparecer la noche en el suelo de la noche
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