Ángel
La ciega mirada, perdida en el vacío. Sintió la superficie de su piel lacerada, un dolor en el estómago y un gruñir interior. La mejilla derecha le ardió. Se movió un poco y los gránulos le rasparon incentivando el dolor.
Una ola de frió recorrió desde sus pies hasta su cara, reconoció algo adhiriéndose a la superficie de la piel de todo su torso. El líquido entro por su boca abierta, ávida de oxigeno y tosió agua salada; entonces, la opresión dentro de la garganta le hizo levantar la cabeza. Respiró profundo, de una vez.
Apoyó las manos y con fuerza empujó separándose de la superficie húmeda y grumosa, levantó la mitad del cuerpo, que le resulto sumamente pesado. “Gravedad”, pensó.
Cayó sobre un costado y después quedo boca arriba.
Una oscuridad extrema, fue disipándose de a poco, para dar lugar a la visión de pequeños y titilantes puntos claros. Sus ojos se entrecerraban molestos, con el goteo constante, que hizo ceder un poco el ardor, del rostro, el torso y las piernas; y removió el sabor salado en la boca.
***
Es de madrugada. Ruido a agua, la bañera se llenó y el ambiente rebalsó de vapor. Se metió hasta las orejas.
“Con un pie en cada lado”, pensó.
1 comentario:
Interesante sería poner en palabras lo que hemos sentido al momento de nacer.
Dalí decía que él pintaba imágenes de sus recuerdos intrauterinos.
Con el tiempo vamos perdiendo esas senaciones y quizás algo valioso haya ahí para nosotros.
Publicar un comentario